Jesús (con él sea la paz) y su total inocencia de que le adoren
El noble Corán explica que Jesús (con él sea la paz) era un Profeta como los demás Profetas, un ferviente divulgador de la unicidad divina. Jesús no aceptaba las expresiones de idolatría que había en su pueblo, los invitó a creer en Dios, Uno y Único, a dejar todo lo que adoraban fuera de Él, y les aclaró muchos asuntos de la legislación sobre los que discrepaba el pueblo de Israel. Dios, enaltecido sea, dice: Dios es mi Señor y el de ustedes, adórenlo, entonces. Éste es el sendero recto”. (43:64)
El Sagrado Corán declara inocente a Jesús (con él sea la paz) de invitar a que lo consideren a él un asociado a Dios, muy por el contrario, el Día del Juicio se parará frente al Señor del Universo y delante de toda la creación para negar las acusaciones de quienes decían que los invitaba a adorarle a él o a su madre. Así lo narra el Sagrado Corán: [El Día del Juicio Final] Dios dirá: “¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Acaso tú dijiste a la gente: “Adórenme a mí y a mi madre como divinidades junto con Dios?” Dirá [Jesús]: “¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo a lo que no tengo derecho. Si lo hubiera dicho Tú lo sabrías. Tú conoces lo que encierra mi alma, mientras que yo ignoro lo que encierra la Tuya. Tú eres Quien conoce lo oculto. No les transmití sino lo que Tú me has ordenado: ‘Adoren solo a Dios, mi Señor y el suyo’. Fui testigo de sus acciones mientras estuve con ellos; pero después de que me elevaste, fuiste Tú Quien los vigiló. Tú eres testigo de todas las cosas. Si los castigas, lo haces con derecho, pues son Tus siervos; pero si los perdonas, Tú eres el Poderoso, el Sabio”. (5:116-118)