Noé (con él sea la paz)

Fue el primer Profeta enviado, luego que la gente había caído en la idolatría y corrompido, olvidando el origen de la legislación que Dios había revelado, convirtiéndose en adoradores de ídolos, como lo explica Dios: Envié a Noé a su pueblo [diciéndole]: “Advierte a tu pueblo antes de que le llegue un castigo doloroso”. (71:1)

Tomaron como objeto de adoración cinco ídolos, considerándolos sagrados y los veneraban en vez de adorar a Dios, éstos eran: Uadd, Sua´a, Iagúz, Ia´úq y Nasr; en el Sagrado Corán se explica detalladamente: Dijeron: ‘No abandonen a nuestros ídolos. No abandonen ni a Uadd, ni a Suá’, ni a Iagúz, ni a Ia‘úq ni a Nasr’. (71:23)

Noé (con él sea la paz) era un hombre piadoso, temeroso de Dios, sincero, invitaba a su pueblo a creer, con firmeza, paciencia y perseverancia. Noé utilizó distintos medios para exhortar a su pueblo quienes se burlaban de él y lo desmentían, tal como Dios lo informa: Dijo Noé: “¡Señor mío! He exhortado a mi pueblo noche y día, pero mi exhortación solo ha servido para que se aparten aún más [de Ti]. Cada vez que les invité a la guía recta para que Tú los perdonaras, se pusieron los dedos en los oídos, se cubrieron [los ojos] con la ropa, se obstinaron y actuaron con soberbia. Además, los llamé abiertamente y les hablé en público y en privado. Y les dije: ‘Pidan perdón a su Señor, porque Él es Indulgente. (71:5-10)

A pesar de ello, Noé (con él sea la paz) continuó invitándolos a creer; pero cuanto más los exhortaba y les recordaba a Dios, más aumentaba el rechazo.
Noé tuvo paciencia y siguió invitándolos a creer en la religión de Dios, pero muy pocos lo siguieron. Los incrédulos perduraron en el desvío. Dios hizo que dejase de llover y los azotó una sequía por lo que Noé (con él sea la paz) los invitó a creer así Dios cesaba de castigarlos, creyeron y el Altísimo dejó de castigarlos, pero luego regresaron otra vez a la incredulidad. Noé pacientemente siguió exhortándolos durante novecientos cincuenta años, pero finalmente Noé (con él sea la paz) se quejó ante su Señor porque su pueblo lo desoía, e invocó a su Señor diciendo: Dijo Noé: “¡Señor mío! No dejes subsistir sobre esta tierra a quienes niegan la verdad. Porque si los dejas, intentarán por todos los medios extraviar a Tus siervos y no enseñarán a sus hijos sino el pecado y la negación de la verdad. (71:26-27)

Dios respondió su ruego y le ordenó construir un arca. Noé era un experto carpintero, y había sido preparado para ser salvado junto con los creyentes de su pueblo del diluvio. Dios le indicó que reuniera una pareja de cada especie, y luego se desató el diluvio porque Dios le ordenó al cielo que lloviese y a la tierra que hiciese brotar agua. Dios lo explica en el Corán: Pero antes que ellos ya se había negado a creer el pueblo de Noé. Desmintieron a Mi siervo y dijeron: “Es un demente”, y lo amenazaron. Entonces [Noé] invocó a su Señor: “¡Me han vencido, Te pido ayuda!” Entonces abrí las puertas del cielo con un agua torrencial, también hice brotar agua de la tierra y se encontraron las aguas, por un mandato que había sido decretado. Pero a él lo transporté en una embarcación construida con tablas y clavos, que navegó bajo la protección de Mis ojos. Así recompensé a quien había sido rechazado. Hice que la embarcación se preservara para que fuera un signo. Pero, ¿habrá alguien que reflexione? (54:9.15)

Tuvo tres hijos los cuales eran: Sam, el padre de los árabes, persas y bizantinos, Ham, el padre de los morenos, francos, coptos, indios, sindis, y Iafiz, padre de los turcos, chinos, eslavos y Gog y Magog.